sábado, 12 de septiembre de 2015

Capítulo 16: Jaime Waspy, Primer Presidente extranjero (1923-1939)


Jaime Waspañarsky fue rebautizado Waspy, ya que la Imprenta del Palacio Pintado nunca dispuso de los tipos de plomo necesarios para su apellido completo. Era un joven abogado nacido en París, graduado en Londres y Hamburgo, que viajó al país como representante de una empresa que había enviado una partida de agujas de coser a Guatepeor sin haber podido recibir el pago correspondiente. Jaime fue enviado a cobrar la deuda de tres mil dólares y a buscar nuevos negocios.

Cuando el presidente De Guera se enteró del objeto de su viaje lo hizo encerrar en el Batuque por tiempo indefinido. Paradójicamente la cárcel le fue muy útil a Waspy, dado que allí pudo recuperar los kilos perdidos durante el viaje, aprendió el idioma, comprendió la idiosincrasia nacional y se hizo amigo de políticos, gremialistas, literatos, abogados, artistas, científicos y demás hombres destacados de la vida nacional.

Waspy escapó de la cárcel durante un paro de guardiacárceles, y buscó un trabajo que le permitiera recuperar sus pertenencias y retomar su plan original. Durante un tiempo buscó sin éxito, porque era un extranjero que recién salía de la cárcel. Finalmente armó un equipo de trabajo con unas señoritas que visitaban a los presos haciéndose pasar por novias o esposas. Y en las visitas, contrabandeaban tabaco, golosinas, armas, limas y otras herramientas. Sus ex compañeros, muy agradecidos.

En esa actividad, Waspy conoció a Mimí, una prostituta con seis hijos, de la que se enamoró. Se casó con ella y adoptó a los niños.

Pero Waspy pretendía algo más, y consiguió trabajo como periodista en el diario oficialista "El Nacional Independiente". Llegó a hacerle un reportaje al Tesorero Oficial, Almirante Segundo Portón, y aprovechó para preguntarle sobre el cobro de la deuda que lo había traído al país.

- Es un tema complicado. Mi función como Tesorero es no pagar nada a nadie, tratar de llevar las cosas a la larga, y hacer eliminar físicamente a los cobradores más insistentes. Su caso no es tan grave como para matarlo, pero podría volver a la cárcel. Empiece por presentar otra nota, con copias a todos los funcionarios posibles.

Waspy compró una pequeña imprenta, imprimió miles de notas de reclamos, y las distribuyó por el gobierno. Algunos contestaron. Pero el expediente se volvió tan complejo y pesado, que nadie quería tomarlo. Varios empleados sufrieron hernias de disco y esguinces tratando de examinar alguna foja o de elaborar algún informe.

- Hay una sola forma de cobrar esto – dijo Segundo Portón, Tesorero Oficial.

- Cual?

- Ser Presidente. Hay que ganar las elecciones o dar un golpe de Estado.

Waspy se lo tomó en serio. Pidió al jefe del diario que adopte una postura más hostil hacia el Gobierno, pero no lo consiguió. Entonces se peleó con el jefe y renunció para transformar su pequeña imprenta casera en un diario opositor que se llamó "El Unionista".

Su agudo sentido crítico y su elegante prosa le ganaron muchos adeptos.

Se acercaban las elecciones de 1923, en que Dulce Escorso era candidata única por el partido único, el 1. La opción era ella o ella.  Pero un domingo en que se definía el campeonato Nacional de Fútbol, Waspy, Segundo Portón y tres bomberos de servicio irrumpieron en el Palacio Pintado y tomaron el poder. Cuando terminó el partido, los ciudadanos se enteraron del golpe de Estado, y ya era tarde para hacer nada. Y el lunes a la mañana se recomenzó la rutina como si nada, con un nuevo Presidente.

Uno de los primeros actos de gobierno de Waspy fue cobrarse la deuda. Luego, como era previsible y ya tradicional, procedió a encarcelar a Escorso padre, acusado de violación de la democracia y la ley. A Dulce Escorso se la nombró embajadora en un poblado de caníbales, quienes supieron apreciarla de inmediato.

Acto seguido se volvieron a autorizar los partidos políticos, que rápidamente recuperaron el tiempo perdido empapelando el país con sus propuestas.

Pero a Waspy, que era democrático cuando le convenía, le disgustó la competencia y la proliferación de partidos que ocuparon rápidamente los números disponibles. Entonces promulgó la Ley Matemática, por la cual se eliminaban universalmente los números pares, coincidentemente los que distinguían a la mayoría de sus partidos opositores. Hubo muchísimas complicaciones y confusiones, obviamente. Se cambiaron las numeraciones de las calles, las fechas de los registros públicos oficiales, etc. De allí surgió el Tango Guatepeoreño, con su típico compás de 3 x 5 en lugar de 2 x 4. El Parque 18 de Julio pasó a llamarse 19 de Julio, y la Avenida Diez Mandamientos pasó a ser 9 Mandamientos. No se sabe cual de los Mandamientos fue eliminado.

Incontables alumnos de Matemáticas, Historia y Geografìa fueron reprobados en los exámenes, y los que aprobaban con 4 pasaron a necesitar 5. Las matemáticas adquirieron un impredescible carácter político.

Jaime no demoró en adoptar la ciudadanía Guatepeoreña, pues la prensa y la Iglesia veían con desagrado el tener un presidente extranjero, como si no fueran suficientes su casamiento con una prostituta, su comunismo, ateísmo y su origen judío.

Como gesto de buena voluntad, que le valió el reconocimiento de muchos dirigentes políticos, dotó de grandes comodidades a la cárcel del Batuque, como ser cinematógrafo, sala de billar, canchas de tenis, bochas y fútbol. El seleccionado de fútbol de la prisión, con la debida custodia policial, pudo incluso participar ese año del Campeonato Nacional. También se instaló una biblioteca para atender a las necesidades de los intelectuales presos, que llegó a ser una de las principales del país. Dado que las principales mentes pensantes del país pasaban más tiempo en la cárcel que en sus casas, la cárcel fue siempre un ámbito de discusión y formación académica, como lo prueban los exitosos egresados de la activa sucursal carcelaria de la Universidad de Mandiguní. Incluimos tanto a los que egresaron por la puerta abierta, con todos los honores, como a los que egresaron por algún túnel cavado con cucharas.

Pero el principal problema de Waspy fue futbolístico. El equipo de fútbol de los presos, con Waspy jugando de arquero, salió campeón, y las instituciones guatepeoreñas se sacudieron. Waspy fue acusado de tratar mejor a los presos que a los ciudadanos libres.

Waspy se vio obligado a renunciar, entregando el poder al Vicepresidente Segundo Portón. Portón, que no sabía leer ni escribir, y al ser manco sólo contaba hasta cinco, volvió a autorizar a los partidos políticos a llevar nombre en lugar de número. También derogó la Ley Matemática, que le resultaba ofensiva por llamarse Segundo, y además ya no tenía sentido sin los partidos 2, 4, 6 y sucesivos. (Si se hubiera llamado Pedrito, aún estaríamos sin números pares). Luego llamó a elecciones, retirándose entonces de la vida política para disfrutar de su merecida pensión de ex-presidente.

Pese a su entrañable amor por su patria adoptiva, primó para Waspy el sentido común y decidió recoger a su familia y volver a París, del centro de la cual no se movió nunca más. La fábrica de alfileres le ofreció un puesto de cobrador. Pero analizó con cuidado la situación y rechazó el puesto. Para cobrar 3000 dólares se había gastado la mitad en viajar al otro lado del mundo, había pasado tiempo en la cárcel, se había casado, había adoptado 6 hijos, y había alcanzado la Presidencia de un país. Por lo tanto, buscó trabajo dando clases de español. A veces contaba a sus alumnos sus desventuras en Latinoamérica, pero nadie le creía.

Murió durante los festejos por el final de la Segunda Guerra Mundial, golpeado en un ojo por un corcho de champagne.

Honra su nombre una estación (hoy inundada) del Subterráneo Inconcluso de Mandiguní.

Eso de tener un presidente francés me parece de lo más paquete, que querés que te diga. Y pensar que vino al país para cobrar una deuda, no por amor al arte. Y la cobró y se fue a la m… Como todos los hombres, consiguen lo que quieren y se van.  Pero a una le gusta que le digan cosas lindas, en castellano y en francés. Que tenés un país muy lindo. Que todos te lo miran. Que tenés una bahías y unas penínsulas.

Y pensar que se casó con una p…. Era futbolista, y a las prostis les gustan los futbolistas. Atléticos, populares y llenos de dinero. Pero que le vio él, un Presidente, a una prosti con tantos hijos, yo no sé. La historia no lo dice, y debería saberlo. Sinó, para qué sirve. Las prostis no van a la escuela, pero saben mucho. De la vida, de los hombres, de hacer dinero. No saben los ríos, las montañas, las capitales provinciales ni todas esas pavadas que te enseñan en la escuela. Pero lo que saben, a cierto tipo de hombre los vuelve locos. Cosas que no se pueden poner en un libro de política y de historia nacional, ya sé, pero a mí las fechas y las batallas me aburren.


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